La Comunidad "Dios con nosotros". | |||||||||||||||
Una comunidad carismática nacida en Barcelona, Cataluña. | |||||||||||||||
Somos una comunidad carismática católica fundada en Barcelona el 24 de agosto de 2016. Nuestra vocación, la llamada que Dios nos hace, consiste en ser misioneros en el corazón del mundo. ¿Cómo lo hacemos? Con una vida de fuerte unión a Cristo para poder proclamarlo a todos los hombres y mujeres en el mundo actual. |
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La Comunidad acoge a todos los estados de vida que quieran formar parte de ella: Los carismas fundacionales que viven en su vida cotidiana los miembros de la comunidad son cuatro: la Adoración, la Compasión, la Evangelización y la Alabanza: la Adoración eucarística transforma nuestros corazones, nos lleva a compartir la Compasión del Corazón de Jesús por el mundo, y por tanto nos comprometemos en la Evangelización como una expresión de nuestro bautismo. La Alabanza al mismo tiempo nos mantiene en la esperanza y en el reconocimiento de todo aquello que Dios hace en nosotros. Todos los miembros de la comunidad hemos vivido la experiencia de la Efusión del Espíritu Santo y esta gracia ha sido recibida como un vínculo que nos une unos a otros como hermanos y fortalece en nosotros la gracia del bautismo y la confirmación. Así mismo la experiencia fuerte de acoer al Espíritu Santo nos abre los ojos para descubrir que Jesús, Dios-con-nosotros, está verdaderamente presente en nuestra cotidianidad, y sólo Él es quien nos capacita en nuestra lucha por vivir la santidad. La Comunidad "Dios con nosotros" es muy joven; pero no hemos querido prescindir de la experiencia de nuestros hermanos mayores en la Renovación Carismática. Tomamos como modelos de vida carismática dos personalidades que han dejado una huella muy profunda en la Iglesia del siglo XX y en nuestras almas:
El nombre: "Dios con nosotros"
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Jesús asciende al cielo: Los ángeles fueron los testigos del nacimiento del salvador (Lc 2, 8-16) es decir del descenso de Cristo a la tierra y ahora son testigos de la ascensión de Cristo a los cielos después de haber cumplido su misión. |
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La representación de Cristo:
Cristo está sentado de una manera majestuosa, acentuándose así su divinidad. Con su mano derecha bendice a la Virgen, a los apóstoles y a todos los que contemplamos el ícono. Esta bendición destaca la función sacerdotal del Dios encarnado que vino para manifestar su benevolencia a toda la creación. Esta bendición es una afirmación de que la Promesa del Padre, la venida del Espíritu Santo, es una realidad. En el libro de los Hechos Jesús dice a sus discípulos: “Cuando el Espíritu Santo venga sobre vosotros, recibiréis poder y saldréis a dar testimonio de mí en Jerusalén, en toda la región de Judea, en Samaria y hasta en las partes más lejanas de la tierra” (Hch 1, 8).
De este modo, Cristo, en el momento de su ascensión, envía a los apóstoles a predicar el Evangelio por el mundo entero; a predicar el misterio de la salvación que les ha sido revelado y que, con la llegada del Espíritu Santo, se afianzará en sus corazones.
En su mano izquierda lleva la Palabra escrita, la misma que proclamó a los apóstoles y que contiene los misterios de la historia. Esos misterios incomprensibles que sólo con la ayuda del Espíritu Santo se pueden revelar. Ese es el mismo rollo de misterios que se encuentra en la descripción del trono del libro del Apocalipsis: “Vi también en la mano derecha del que está sentado en el trono un libro, escrito por el anverso y el reverso, sellado con siete sellos. Y vi a un ángel poderoso que proclamaba con fuerte voz: ¿Quién es digno de abrir el libro y soltar sus sellos?” (5, 1-2). Él mismo vendrá de los cielos para poner final a la historia y para consumar la obra de salvación.
El escenario: La Virgen: |
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Cristo y la Virgen forman la línea vertical de una cruz que se complementa con la línea horizontal que separa el cielo y la tierra. Es una cruz invisible pero que está ahí presente y que une a toda la creación con Dios y que tiene a Cristo manifestado en su gloria divina y a la Virgen María intercediendo por nosotros.
Los apóstoles:
Los apóstoles aparecen en dos grupos simétricos de seis. Todos contemplan el cielo y ven a Cristo ascender a la vez que parecen esperar su pronta venida. El grupo de la derecha tiene una actitud dinámica con sus brazos elevados al cielo. Ellos representan la fuerza evangelizadora de la iglesia que señala a Cristo que nos bendice y proclama el libro de su misterio. El grupo de la derecha mantiene una actitud de calma y de contemplación. Ellos representan la oración y la contemplación silenciosa. Ambos son la realidad de una misma iglesia que se encarna sobre todo en la Virgen.
Los dos ángeles a cada costado de María encarnan lo relatado en Hechos: "Mientras ellos le estaban mirando, Jesús fue llevado arriba; una nube lo envolvió y no volvieron a verle. En tanto ellos miraban fijamente cómo Jesús subía al cielo, se les aparecieron dos hombres vestidos de blanco que les dijeron: –Galileos, ¿qué hacéis ahí, mirando al cielo? Este mismo Jesús que estuvo entre vosotros y que ha sido llevado al cielo, vendrá otra vez de la misma manera que le habéis visto ir allá." (Hch 1, 10-11). Los ángeles reafirman el envío de Jesús y desenlazan así el dinamismo propio del ser cristiano. Ser cristiano implica salir a caminar por la vida y dar testimonio de nuestra fe con palabra y obras.
Como conclusión:
Para concluir esta breve presentación del Icono de la Ascensión os proponemos leer dos textos del Misal Romano. El primero se lee en la fiesta de la Ascensión del Señor y el segundo en los dias que siguen hasta Pentecostés. Ambos ponen de manifiesto la importancia de esta celebración:
.......... "Acuérdate, Señor, de tu Iglesia extendida por toda la tierra
............ y reunida aquí en el día glorioso en que Cristo ha sido constituido
............ Señor del cielo y de la tierra;... "
............"... Jesucristo, tu Hijo, Señor del universo.
..............El cual, habiendo entrado una vez para siempre en el santuario del cielo,
..............ahora intercede por nosotros, ’ como mediador que asegura la inextinguible efusión del Espíritu.
..............Pastor y obispo de nuestras vidas, nos invita a la plegaria unánime,
..............a ejemplo de María y los apóstoles, para que vivamos en un perenne Pentecostés.”